El 5 de abril de 2018, la Ministra de energía Susana Jiménez anunciaba que a partir de ese día, la Comisión Nacional de Energía (CNE), en su compromiso con incorporar progresivamente iniciativas innovadoras al sector energético, se sumaba a la utilización de la tecnología blockchain con el fin de certificar la validez de los datos públicos, entregados a través de su portal Energía Abierta. Dichos datos incluyen los precios nacionales de combustibles, precios del gas natural, petróleo, precios medios de mercado y costos marginales, entre otros.
Al respecto, la ministra Jiménez declaró que “desde el Ministerio de Energía nos interesamos en bajar esta tecnología desde un nivel conceptual a un caso concreto, entendiendo que es considerada por los expertos a nivel mundial como la tecnología más disruptiva de la última década, y que podrá ser parte de nuestro día a día dentro de los próximos años”.
El proyecto reemplaza el antiguo sistema centralizado de información, por bases de datos distribuidas en una red de cientos de miles de servidores, permitiendo de esta manera el acceso a la información de energía en tiempo real. Asimismo, dicha información se valida y certifica gracias a la existencia de muchos testigos-usuarios que se encuentran observando el proceso.
¿Cómo funciona la certificación de información en el modelo descentralizado CNE-Blockchain?
El proceso que permite este sistema de certificación, tiene en resumen las siguientes etapas (ampliadas en infografía CNE):
- Un profesional CNE selecciona un conjunto de datos a certificar en blockchain.
- Se guardan los datos a través de un software.
- El conjunto de datos se transforma en un código alfanumérico o hash.
- El hash es enviado a la blockchain o base de datos de la red Ethereum.
- Mediante una operación matemática llamada “prueba de trabajo” el conjunto de datos se certifica en la blockchain de Ethereum.
- Se emite un certificado de confianza que puede ser visualizado en una interfaz gráfica especialmente creada para que cualquier persona pueda acceder a los datos contenidos en el certificado.
Chile, la Fábrica mundial de energía
En este contexto de positiva recepción a la tecnología blockchain «como la más disruptiva de la última década», es importante recordar que ocurre en un periodo en que Chile consolida su liderazgo en materia de energías renovables, con una geografía especialmente propicia para su desarrollo.
Y tal como vimos en un artículo anterior, una blockchain no sólo permite la certificación confiable y segura de datos, sino que hace posible construir completas redes de distribución de energía, donde los miembros de la comunidad toman un rol protagonista tanto en la administración como en el funcionamiento de dichas redes.
Por tanto, en este nuevo modelo, que se introduce progresivamente en nuestra sociedad, es importante recordar que:
Chile cuenta con una energía solar que le permite producir el total de la electricidad necesaria en todo el país, siendo la zona norte la que posee los más altos niveles de radiación solar del mundo, los que se concentran en el desierto de Atacama y sus alrededores.
Asimismo, los fuertes vientos que se producen de norte a sur, constituyen otro gran potencial para desarrollar la energía eólica. En este sentido, desde el año 2007 -año en que entró en funcionamiento el primer parque unido al Sistema Interconectado Central (SIC)- y hasta la fecha, las torres eólicas aumentaron de 11 a 651, desarrollándose torres cada vez más altas, lo que permite capturar vientos con mayor volumen de energía.
Por otra parte, nuevamente nos encontramos con la prerrogativa de ser a nivel mundial, una de las naciones más privilegiadas en cuanto a la energía marina renovable, con cerca de cuatro mil kilómetros de costa, y en consecuencia con una alta factibilidad de explotación y desarrollo. La energía marina proviene -entre otras fuentes- de la conversión en energía eléctrica, de aquella que surge del movimiento del mar.
Cabe mencionar por último que nuestro país tiene además otros grandes potenciales de producción de energía eléctrica, entre los que se cuenta el biogás (gas producido por la descomposición de materia orgánica) y la energía geotérmica (obtenida del calor del subsuelo).
En definitiva, un buen panorama parece asomarse: la combinación entre un país especialmente privilegiado para el desarrollo de energías renovables y una nueva tecnología que descentraliza y por tanto promueve que este desarrollo se verifique en un modelo sustentable y respetuoso del medioambiente, pero también descentralizado y por tanto, más justo y progresivamente más inclusivo.
1 Comment
Solo una cosa, en realidad lo que hizo la CNE es firmar datos en la blockchain de ethereum, pero en realidad eso cualquiera lo puede hacer, yo mismo puedo hacer una dapp que registre datos en la red.
En cuanto a «transaccionabilidad» de la energía sobre el consumo de la misma, no hicieron realmente nada, lo quiero señalar porque suena muy bonito para alguien que no tiene idea de blockchain, pero no hicieron nada…